jueves, 1 de marzo de 2012

Un pequeño relato.

La luna brilla, allí, en lo alto del firmamento. Está sola, ninguna estrella le hace compañía. Se siente triste, solitaria, cual árbol en medio del desierto. Pero eso no es un problema para ella. Sabe que todos la miran, la observan, intentan alcanzarla... Y entonces se hace de día y poco a poco se va desvaneciendo. Pero sigue ahí, en el cielo, vigilandonos, poniéndose celosa por el brillo del sol.

Esther

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